“Estás nadando muy tenso”, me dijo Pablo Morsa cuando estaba retomando el aire tras concluir la rutina del sábado pasado. Se nota que es un animal marino porque sus movimientos son efectivos, casi en cámara lenta. Él es divertido y respetado. Habla con todo el mundo acuático y de vez en cuando se desliza por sobre el agua sin mayor esfuerzo. Te saca el rollo y con su mensaje te deja de una pieza antes de disfrazarse de humano y dejar la cápsula techada de Santa Isabel.
(para mi padrino en su cumpleaños)
Es que no estoy durmiendo bien, balbuceé, tratando de excusarme. Pero me sentí tonto, de nuevo. Como cuando estabamos hablando que había que ser bestia, canalla, y sacarse las alas de una vez por todas. (Guardarlas para cuando te sientas orgulloso de ellas). No podía quitar los ojos del suelo, como si pidiera disculpas evitando tocar las hojas que alfombran Bilbao, como si eso eximiera mi estupidez.
Te entiendo, pero tienes que relajarte. Esto es para relajarse, dijo mientras se alejaba lentamente, sin hundir la cabeza completamente en el agua, entre todos esos pirigüines que no pueden dejar de ser santiagüinos ni cuando están en el agua. Yo quería explicarle que en realidad no era tan simple. Tratar de convencerlo con los miles de argumentos que todos tenemos preparados para justificar nuestro nadar.
– Tu hermana está convencida que leer es fácil, ahora quiere que escribamos un libro. Yo no estoy de acuerdo, para mi leer es difícil, requiere tiempo y esfuerzo…
– Yo no te leería, me decía, masticando sus palabras, sentado sin advertirlo en mi sillón, con los pies en mi alfombra.
– … a ver y ¿por qué?
– No me llama la atención. Con sólo conocerte un par de semanas puedo decir que lo que escribes es triste, deprimente y muy repetitivo. Una lata. No me interesa.
– …
– Mi siquiatra, por otra parte, me insistía en que publique. Me pidió que le llevara una autobiografía a la terapia y quedó fascinada.
– Viene de muy cerca eso, ¿no crees? Le estás pagando ¿Por qué te dijo eso?
– Dijo que le había gustado mucho, que tengo un estilo parecido al de Isabel Allende.
– …
– Yo no la he leído en todo caso.
– Deberías, wn. En serio, deberías.
Toda la razon, eres muy depre pa escribir.
pero me gusta tu estilo.
pero no cuando escribes mucho, y no se a q mierda te refieres.
jajajajaj, ke bueno no ser la única, lo depresivo deprime
¬¬ isabel allende? dudo!
es tu estilo, solo cristobal tello y para eso debes seguir puliendolo hasta que roce lo perfecto