Soy como el agua que llega a tus tobillos y moja silenciosamente tu pareo invisible en el silencio de la temporada baja, la arena blanca y los tonos turquesa.
Soy el terrible tercer mojito evaporado por el calor del caribe sin olas, “con-tus-pies-en-el-cielo-y-mi-cabeza-en-el-suelo” y la música de fondo que pierde a tu hermana de vista y las ganas de fumar sicosomatizadas. ¿Qué horas serán en Chile y en mi madre?
Me merezco estas fotos, como las que no te tomé con la capucha roja. Me merezco el sol y no la escarcha, la sonrisa que finjo como el aire del volcán; no ese vapor insípido de la micro en la mañana. Que desaparezcan los recuerdos atrapados en mis ojeras y despreocuparme, desabrigarme y no cobijarme en esos vidrios sudados que me obligan a salir de mi cama; desconectarme, desentenderme y caminar erguido mientras hablo fuerte y orgulloso.
Déjame equivocarme, congelarme, mientras no puedo dejar de pensar en tí.
…Dejame Equivocarme…¿Que tiempo espacio será allá en La Serena?…Por acá, aun se busca el equilibrio.