¿Dios no existe, cierto? Porque sería bastante injusto que lo haya dejado vivir más de la cuenta. Ya desde el fallido atentado en el cajón del maipo que se podría decir que está viviendo de más. Si incluso recuerdo cómo él mismo retrataba imfamemente que las balas que iban a buscarlo formaron en el auto la silueta del la Virgen del Cármen. ¿O no se acuerdan?
A veces la memoria nos falla y casi siempre es más fácil recordar las cosas malas. Pero, ¿qué es lo que recordamos de este caballero? La lista es larga y siempre parece que las obras se ven minimizadas por los daños, por el dolor que le causó a tantas personas. Ahora, que haya asumido la “responsabilidad política” de lo sucedido, a los 91 años, es como el gesto del goleador que anota contra su ex-club y pide “disculpas” por quitarle el campeonato, totalmente inútil.
Y ni pensar en que algo va a cambiar. Vivo o muerto, los desaparecidos no volverán a casa, los torturados no volverán a ser los mismos y su figura va a ser siempre negra, oscura y despreciable. Y no porque yo lo diga, sino porque simplemente así es. Una vez muerto, no va a faltar quien se desmarque para figurar a costa de seguir tirando con ventilador lo que todos saben. Que las platas en el Riggs, que el oro que pidió para ayudar a recomponer el estado, que los desaparecidos, que el binominal, que las afp, las isapres, la educación, los medios de comunicación, el sistema económico, político, eclesiástico, moral y de defensa. Todo esto, porfavor, sin cambiar el tema y desviarlo a Chiledeportes, que eso es harina de otro costal podrido, pero que no se compara con éste.
Sinceramente pensé que Dios me iba a hacer morderme la lengua y comerme los dedos y se iba acordar antes de él, que el cola de flecha lo iba a necesitar antes a su lado. Que le iba a doler como les dolió a otros, pero no. Pareciera que es incluso un poco tarde. Que ya se rió lo suficiente no sólo del país que quiso salvar del comunismo, sino de todos los que sin ser chilenos vieron con horror cómo alguien usaba los derechos humanos para limpiarse el traste.
Hoy deja a su familia como la quisiera dejar cualquiera: segura y tranquila, gozando de una bonaza injustificada que debiera durar muchos años. (El oro no muere nunca). Y a nosotros, masticando el sabor más amargo, condenados a seguir bajo la obra y gracia de su descendecia sanguínea y mental, al binominal, el sistema neoliberal y a todas esas cosas que todos sabemos bien, pero que se nos olvidan de dónde vienen.
¿Y si se muere? Ni justicia, ni nada. Hoy, lunes, la Quinta sala de la Corte de Apelaciones de Santiagole otorgó la libertad provisional en el marco de la investigación de la causa denominada “Caravana de la muerte”. En palabras simples, lo libró de “polvo y paja”; y por paliza, porque fue una decisión unánime de la sala. Por si fuera poco, la fianza fijada fue de un millón de pesos. Le hubieran cobrado en lingotes de oro, mejor, digo yo.
Si se muere, todos los procesos en su contra se cerrarán y sólo el Caso Riggs seguirá su curso, según anticiparon fuentes de tribunales. Con esto tendremos un lindo cadáver: libre y eximido, cual alumno de universidad privada , de toda culpa judicial.
Si se muere sin condena, los condenados seremos todos los chilenos. Así seguiremos condenados (remitida, unipersonal e instransferiblemente) a seguir teniendo su imagen entre ceja y ceja, odiando para siempre al gran hijo de puta que siempre fue, es y será.