Cada vez que como, me acuerdo. Estaba hace un par de años haciendo la fila en el casino para comprar una palmera. La señora que atendía, pese a que siempre era muy buena gente, tenía cara de cansada y de sólo querer irse a la casa de una buena vez.
Adelante: un mechón que estuvo mucho rato mirando el menú. Cuando es su turno, abre la boca y dice:
Adelante: un mechón que estuvo mucho rato mirando el menú. Cuando es su turno, abre la boca y dice:
– Señora, señora… ¿qué lleva el AVE-PALTA?
– … (suspiro)… ave y palta.
– ahhh…. ¿y le puedo echar mayo?
una historia divertida y sublime sobre las tareas rutinarias que no imponen ninguna sorpresa.
Pero creo que no todo puede ser tan malo, siempre existe la posibilidad de otros condimentos tal vez.