Partir

Cuando estaba protegido por ese escudo invisible de ojos azules, contaba con la capacidad de mirar entre las nubes más negras y no temer al viento más fuerte. Es más, bruto, ciego y sordomudo (incluso complaciente), nadaba sin miedo contra la lluvia y fumaba lentamente los cigarros más baratos para exudar esperanza cada vez que fuese necesario.

(para mi amigo, que se casa)

Todo por buscar ese trabajo que no llegó. Recién afeitado,  anudaba la corbata y aplanaba calles bajo recorrido estratégico. Hoy voy por aquí y mañana por allá. Repetía circuitos para cerciorarme de no dejar calle por pasar.

Sabes por qué lo hacía, ¿cierto?

En mi cabezota, le quité la pega a varias personas. El primero fue el cartero feliz, que silbaba aunque cayese el aguacero más terrible que se haya visto en Macondo. Lo mejor era cuando lo sentías venir a lo lejos, acompañado de algún exitazo fogatero o de la vieja escuela. Aún recuerdo cuando me trajo la carta de rechazo de la Defensoria Penal. Ese día silbaba jealous guy. Envidiaba su recorrer la ciudad escuchando musica, más si alguna vez tocaba llevar carta y no solamente cuentas y cuentas. Lo siento, siempre quise ser cartero. ¿Nunca soñaste ser bombero o algo asi?

La segunda idea requería de un capital importante y de un buen resto de esfuerzo. Ser micrero. En serio. Tenía un montón de pros y otro resto de contras, pero también conteplaba el factor música y el factor tiempo. Entras a la pega a lo que te levantes, programas la música a tu pinta, llevas a las chiquillas del liceo gratis y no falta el broda te ayuda con el corte de los boletos. No estaría ni ahí con hincharle las pelotas a los escolares ni tampoco andaría a la vuelta de la rueda. Te podría haber pasado a buscar a la u y calmadamente programar una gran canción camino a casa. Todo con lluvia de fondo. Incluso puedes volarte los sesos y hacer la pega igual.

La tercera idea era ser periodista. Mala idea. Estuve dispuesto a levantarme a las 5 am (sic) para repartir diarios y luego volver a hacerlos. Por el mínimo, obvio. Por empezar desde lo más bajo de la pirámide del periodismo y así ir ascendiendo, poco a poco. Mascar lauchas y pan duro para luego comer filete. Incluso dejé mis antecedentes en pegas que no quería hacer, como radios y televisoras, con tal de partir y darme el lujo de abrazarla al dormir.

I might be wrong

Entonces, no es envidia. No es que crea que estás equivocado, todo lo contario. Esto es porque me preocupa que todo salga bien. Que el sol salga por donde tiene que salir. Que no te sientas frustrado o deprimido cuando las cosas no resulten. Porque cuesta y al principio hay que usar cajas como si fueran mesas, cortar con cucharas y tragarte todas las promesas que alguna vez hiciste. Me dijeron que así se aprendía y así podías ser realmente grande, maduro. Pero aún no sé si eso es tan así. El encontrar la pega también cambia las cosas. Ahora tienes plata y puedes gastarla en lo que quieras, pero hay que tener claro un montón de cosas insípidas como la previsión, la afp, la luz, el agua, el gas, el pan, algo pal pan, la locomoción, el arriendo, los gastos comunes, lavar la ropa, ir al super, limpiar el baño y todas ese entretenimiento puro.

Aún no sé si echando de menos o pasandola mal sea estrictamente necesario para que uno valore lo que tiene, aunque lo que tengas sea poquito.

Yo te iba a comprar un control para jugar al winni para tu cumpleaños. Ahora no sé si eso sea apropiado.