Para variar, iba en un tren, mirando por la ventana y trataba de pensar en lo que iba a escribir en la n-esima libretita de notas que habia comprado en ya no recuerdo qué ciudad. Cada vez que visito una, la rutina es: un museo, una libreta de notas de hoja blanca, marcapáginas y un par de postales a casa. El museo lo disfruto, el marcapáginas dejo en alguno de los tantos libros abiertos que hay en mi pieza, las postales las reciben las personas que quiero. Pero llegar a la casa significa poner otra libretita al lado de las otras tantas, que se acumulan; lindas, originales, distintas y blancas. Todas esperando que les escriba encima. Y… nada. Todo lo que pienso cuando miro a traves de la ventana de un tren desaparece cuando miro esa hoja blanca. ¿A dónde se fueron las palabras?
Mi idea en un principio era escribir lo que pasaba, lo que veia, lo que escuchaba. Me atragantaba con imagenes, con hechos, con frases. Me atragantaba y pensaba que necesitaba escribirlo en algún lado y así cuando éste viaje terminara lo releería, matando la nostalgia. Pero con el tiempo el ego se va apagando y eso se refleja en el deseo de compartir. Sólo guardo las imagenes que veo y las imagenes que me son contadas. Guardo los tickets, los pasajes, los flyers, guardo sin explicaciones, sin clasificaciones, sin indicación de dónde lo obtuve o cómo fué, sin etiquetas, lo guardo para mí. Yo sé cómo llegó a mis manos cada uno de esos papelitos. Lo mismo me pasa con las libretitas. Ya no voy a escribir lo que se suponía iba a escribir, con una idea, un proyecto, con estructura, escogiendo las palabras. ¿Para qué?, si se fueron, se volaron, ¡se evaporaron las muy ingratas! ¿O será que se rebelaron porque ya no uso acentos ni “ñ’s” ? ¿O me castigaron por mi gusto por el “nonsense”?
Ya ves que se me perdieron las palabras, aún no las encuentro. Por ahora me quedan esas cosas que no necesito explicar, ni anotar, ni etiquetar. Como esa foto en fsbk. No necesito explicar que yo estaba en la playa, el cielo era el de La Serena y el que me sacó la foto eras tú. Eres tú.
Si estuviera alla, contigo, por no poder escribirte una canción, te regalaría un libro. En la dedicatoria quizas pondría una cita, quizas tan sólo escribiría una palabra. Pero ya ves que las palabras están escasas y ni hablar de los acentos.
Pero si estuviera allá, te estaría abrazando para tu cumpleaños y quizas, después de todo… no necesitarías el libro.
Ni las palabras.
Feliz Cumpleaños.