Alemania, la nueva, celebra junto a todo el mundo la caída del muro de Berlín. De esa pandereta de mierda, ordinaria e infranqueable, encargada de mostrar la herida abierta y sangrante de que todo se puede quebrar, que los ideales se pueden corromper y que el mundo se puede dividir. Desde aquí, desde veinte años después: un saludo.
Socialismo, comunismo, marxismo, capitalistmo, neoliberalismo; judaísmo, cristianismo, raza aria, Israel, Palestina, genocidio, sanción, éxhodo, desembarco, 1945, bomba atómica, Hiroshima, Nagaszaki, RA_DIO-ACTIV_ITY; dictadura, dictablanda, democracia, PSEUDO DEMOCRACIA, concertación, concentración, alianza, NACIÓN MAPUCHE.
Pudieron derribarlo todo. Armar y desarmar paredes de papel, de piedras y metal. Todo menos derribar el muro mental. Ese muro que nos separa de todos los demás, que nos aísla y que llevamos en la cabeza moviéndose de la casa a la pega, de la pega a la casa y que nos dice qué camino seguir, qué comprar, cómo pensar, en qué creer….