¿Oyeron sobre la resolución de la justicia que condena al Estado chileno a indemnizar con US$15 millones a los dueños del Diario Clarín? Suena lindo, ah. Que vuelvan los clásicos. Esa extraña mezcla de periodismo izquierdoso de La Nación con la vieja desfachatez y picardía de la antigua Cuarta; la base de un primer Clinic (de dónde creen que viene el “firme junto al pueblo”), no como el de hoy. Periodismo de verdad, como dirían algunos.
La cosa es que hoy una periodista de esas con trayectoria y la camiseta de la vieja escuela, comentaba en el programa de conversación matutino de Radio Zero, Desde Zero, (donde está Claudia Álamo, Rafael Gumucio y Patricio Fernández) que ésta era la mejor noticia para el mundillo periodístico chilensis. De acuerdo, de cierta forma, lo es. Nunca antes un posible proyecto de prensa escrita había contado con un fondo de 15 guatones verdes, por lo que las posibilidades de inversión permiten aventurar la mejor infraestructura, una plataforma realmente innovadora, los mejores periodistas de cada área, etc., etc. Un Real Madrid chileno de los medios de comunicación. Un lujito más encima dirigido a la clase media, esa misma que hace rato El Mercurio y La Tercera se pelean sin siquiera saber qué es. (De otra forma no escribirían como escriben).
Pero yo soy un aguafiestas. Parto por concordar con lo que la señora Álamo plantea sobre el punto que si el proyecto se concreta, tiene que ser novedoso y de acuerdo a nuestros tiempos. Pensando bien el asunto, punto uno:
– Tener a los mejores no te asegura nada si no vas a tener un alma. Como en el fútbol o en los deportes, sin corazón, no eres nada (con campeonatos incluidos).
– Segundo: ¿Estaremos listos como sociedad para un quiebre en nuestro status quo periodístico? Una de las cosas más beneficiosas, por no decir la única, de hacer la pega que hago es poder mirar obligatoria y diariamente un amplio rango de medios. ¿Saben qué? Estamos mal. Pésimo. Fácil el 85% de los diarios de Chile son una mierda. Lisa y llanamente. Todos hacen lo mismo. La misma estructura, las mismas noticias, las mismas fotos, los mismos errores ortográficos, de redacción y de reacción. Ok, no los veo todos y chuta, no sé quién es el responsable. Capaz que algo de culpa hasta tenga yo por no hacer nada (eso lo dejo para otro post, ¿ya?), pero creo que en realidad estamos fallando en varias cosas. Que este “cuarto poder” es un chiste manejado por intereses mercantilistas como cualquier otra empresa. Esto no es un “poder”, los poderes tienen independencia. Mínimo. Y hoy vivimos bajo conglomerados. ¿Saben cuántos diarios tiene El Mercurio? (http://www.diariosregionales.cl/). De los que no son hijos de la familia Edwards, ¿saben cuál fue premiado por sus pares como “El mejor diario regional de Chile”?
Lo peor es que todos tienen sus restricciones y miedos, los cuales son proporcionales al tamaño de sus avisadores. Hay temas que no se tocan. ¿O no Celco?, ¿o no virus ISA?, ¿o no Barrick, Pascula Lama, MOP (pero en serio, sin perderse), Ferrocarriles, Deportes Temuco y Bomballet con el gentil auspicio del nuevo Casino Temuco que “ups, no lo sabía” se-empezó-a-construir- sin-los-permisos- necesarios, Sanitarias…?
¿Para esto revive el Clarín? ¿Para sacarnos de ese “mar de conocimientos (sic) de diez centímetros de profundidad”? Quiero verlo, leerlo y vivirlo, ah. Porque si va a haber un quiebre, que se escuche fuerte. Que la plata no venga de donde viene siempre, que siempre viene sucia y hay que pagar el departamento, la cuota del auto, la patente y un montón de cuentas. Que venga del alma, que sea más lindo que mirar tus ojos y besarte cuando despiertas; más lindo que las luces de bienvenida a La Serena y Coquimbo cuando llegas del sur.
Por eso no creo que pase. Porque luego de meses leyendo religiosamente los medios escritos, sólo me queda la sensación de que todos los diarios son uno solo. Que las historias se repiten con los mismos escribanos, las mismas historias de los mismos protagonistas, la misma mierda que no avanza, día tras día como una teleserie de esas malas-malas. Medios reactivos, nunca proactivos.
Lo triste es que la única conclusión es que no existen ni la intención ni los medios para cambiar esto y al final del día, al final de tu vida, tal como tenemos el gobierno que nos merecemos, también tenemos los medios que nos merecemos.