“Mujer ingrata, que me dejaste por veinte gramos de cocaína
mujer cochina que te encatraste por cuatro pitos de marihuana
no me busques más, te di todo lo que un ex drogo te puede dar”
Redolés
“Mujer ingrata, que me dejaste por veinte gramos de cocaína
mujer cochina que te encatraste por cuatro pitos de marihuana
no me busques más, te di todo lo que un ex drogo te puede dar”
Redolés
Yo me lo temía. Aunque el tema no se comente mucho. Da miedo, parece. Yo diría que junto a la muerte, son temas vetados en la sociedad, porque todos piensan en eso, pero nadie lo comenta.
Ahora, si le entregamos características virales, contagiosas y pandémicas, tal vez podamos conversar sobre el tema. Continua leyendo “Soledad”
Dónde está la Ro? Pregunto porque hay un punto clave dentro de las próximas elecciones presidenciales de diciembre, en la que seguirán en camino sólo dos de las cuatro opciones: la diferencia etárea.
Mientras la caña inevitable del 18 aún no se evaporaba del cuerpo de los chilenos, una pareja de pololos, cabritos, paseaba los alrededores del Hoyts de La Reina. Esa tarde la temperatura, porfín, estaba agradable y el cielo estaba alto, muy alto.
Continua leyendo “Medios reaccionarios y política reaccionaria”
Para variar, iba en un tren, mirando por la ventana y trataba de pensar en lo que iba a escribir en la n-esima libretita de notas que habia comprado en ya no recuerdo qué ciudad. Cada vez que visito una, la rutina es: un museo, una libreta de notas de hoja blanca, marcapáginas y un par de postales a casa. El museo lo disfruto, el marcapáginas dejo en alguno de los tantos libros abiertos que hay en mi pieza, las postales las reciben las personas que quiero. Pero llegar a la casa significa poner otra libretita al lado de las otras tantas, que se acumulan; lindas, originales, distintas y blancas. Todas esperando que les escriba encima. Y… nada. Todo lo que pienso cuando miro a traves de la ventana de un tren desaparece cuando miro esa hoja blanca. ¿A dónde se fueron las palabras?
¿Por qué será que cada día “quererte” se parece más a “perderte“?
Hoy lo hizo de nuevo. Dio un paso más y dejó a todos los editores con algo que titular al día siguiente. En portada. Se comió el reloj (ese poder de las mujeres de detener el tiempo, ah) e hizo que a lo lejos se viera una banderita chilena. Planas y planas que mañana serían escritas con el debú de un futbolista bajo los colores de otra camiseta, hoy se llenan con lo que ella hace para misma camiseta de siempre, esa camiseta ingrata con ella y su querida agua. Continua leyendo “El corazón de Kristel”
La primera pasó y estaba muy lejos. Era de esas orugas, malditas. Apuré el paso temiendo que pasara la otra pegada y justo, justo cuando iba llegando a la esquina, sin detenerse, pasó. Continua leyendo “Micros y mujeres”
Cuando estaba protegido por ese escudo invisible de ojos azules, contaba con la capacidad de mirar entre las nubes más negras y no temer al viento más fuerte. Es más, bruto, ciego y sordomudo (incluso complaciente), nadaba sin miedo contra la lluvia y fumaba lentamente los cigarros más baratos para exudar esperanza cada vez que fuese necesario. Continua leyendo “Partir”
Yo pensé que estaba deprimido. Que tenia pena. Tal vez la tenga. Pero creo ke tengo la suficiente fuerza como para salir adelante. Esa fuerza que se supone que tengo que desarrollar para ser grande y no me bote el viento, el aguantar y respirar bajo el agua, sin dejarme hundir.
Entiendo que no es lo mismo, que no es siquiera comparable. Pero igual da pena. Continua leyendo “Dolor, de verdad”